Los satélites geoestacionarios meteorológicos y de comunicaciones permiten la cobertura continua de determinadas zona del planeta, de ahí su tremenda utilidad. Sin embargo, los aparatos situados en la órbita geoestacionaria (GEO, a 36000 km de distancia) tienen un inconveniente, y es que no pueden observar adecuadamente las áreas situadas en latitudes extremas. Por este motivo, la URSS nunca priorizó el desarrollo de una red operativa de satélites geoestacionarios meteorológicos o de telecomunicaciones.
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