Puede que la Ley Sinde fuese mala, pero al menos era una ley, repiten algunos artistas. Se equivocan. La llamada Ley Sinde, además de mala, no era una ley: era un parche más, una disposición que modificaba otras tres leyes. Pero los impopulares artistas tienen razón en algunas cosas. La primera: que no es justo –aunque sea legal– que existan páginas de enlaces que se lucren con el trabajo ajeno. La segunda: que quien más gana con esta situación son las telecos, con el carísimo ADSL que pagamos.
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