Después de ser derrotado en el campo de batalla por su hermano Enrique de Trastámara, el mercenario Guesclin engañó a Pedro I y logró que fuera al campamento de Enrique. Una vez en el campamento, Enrique salió a su encuentro alto tenso: «¿Dónde está ese judío hideputa?». A lo que respondió el rey legítimo «¡El hideputa seréis vos, pues yo soy hijo legítimo del buen rey Alfonso!».
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