Con este complejo sistema, la fuerza que genera la inercia en las curvas se usa para inclinar el coche hacia el lado contrario de la fuerza centrífuga. En la práctica el coche simula un peralte inexistente, que ayuda a trazar mejor la curva y a que los ocupantes se balanceen menos en su interior. El prototipo es un Audi A5 TDI Quattro Coupé.
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