No es un secreto. Al Gobierno no le gusta ni poco ni mucho el proyecto minero de la multinacional australiana Berkeley en Salamanca para extraer uranio, procesarlo y almacenar residuos. El polémico plan de la compañía minera tiene más de diez años y su efecto más concreto son los rallies periódicos que protagoniza en la Bolsa cada vez que se mueve un papel en los despachos.
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