Es tópica la idea de que Europa no tiene un teléfono único al que se pueda llamar. Ya lo tiene, y no es el de Barroso ni el de Van Rompuy, es el de Merkel: Berlín 01802720000. El teléfono de la Cancillería de hormigón y vidrio, asomada al río Spree, junto al Reichstag. Apúntenlo. El corazón de Europa es alemán; Europa habla el idioma de Goethe y Beethoven; los jóvenes españoles con sus títulos de ingenieros, médicos, arquitectos, no con la maleta de cartón como medio siglo atrás sus abuelos, emigran a Alemania en busca de trabajo.
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