Después de 16 años de pleitos, el Tribunal Supremo confirma la liencia del taxista de Ponteareas, que murió en los años setenta sin tener recuperado el Hudson que le confiscaron en el franquismo. Con la Guerra Civil en cierne, el ponteareán cambió el rol de su Hudson, que pasó de transportar vidas a salvarlas. Ese coche ayudó a que decenas de personas pudieran marchar de Galicia, para huír de los falangistas. El labor de Bernardo lo completaba Jesusa Laxe, que con su barca, cruzaba a los huídos desde Salvaterra a tierras Portuguesas. Trad en
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