El último presidente de Estados Unidos, George W. Bush, ha asegurado que se quedó "sorprendido e irritado" cuando las fuerzas norteamericanas no encontraron las armas de destrucción masiva en Irak y que incluso se sintió "mal del estómago" cuando fue informado de las torturas en el centro de detención iraquí de Abu Ghraib. No obstante, ha advertido de que la decisión de atacar en 2003 al régimen de Sadam Husein "no fue un error" y que el uso de ciertas técnicas ilegales de interrogatorio "salvó vidas".
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