[...]luego de décadas gastando pasta en traducciones cutres, tal vez sea hora de que dejemos de pensar que hay una sola forma de decir las cosas: estoy hasta las p... de que mis héroes literarios “se líen con una tía”, “monten un negocio”, “alquilen un piso” y “se soplen la p...”. Tengo sed de localismos, de giros de calles cercanas, de registros costumbristas de veredas que yo pueda palpar[...]
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