Algunas de las historias de la ciencia más bonitas son aquellas que involucran a un genio apasionado y a un niño al que le está despertando la curiosidad. ¿Por qué la ciencia y los científicos no van a ser capaces de tocarnos la fibra sensible? Pues bien, cuando murió Richard Feynman (¿lo recordáis? aquel que fue Premio Nobel y declarado deficiente mental por el ejército de los EEUU), Henry Bethe, hijo de Hans Bethe, escribió una carta a la Sra. Feynman en la que le contaba un bonito recuerdo.
|
etiquetas: carta , hans bethe , henry bethe , richard feynman , konrad lorenz