El hombre que se dedica a la ciencia, al laboratorio, no tiene necesidad de ser un cartujo. Todo lo contrario, es necesario, para no anquilosarse y aliviar la tensión nerviosa acumulada en el trabajo, dejar vagar la imaginación por los amenos vergeles de la literatura, arte, costumbrismo, etc. Charlas de café. Santiago Ramón y Cajal.
|
etiquetas: charlas de café , ramón y cajal , libro