Hay personajes hechos a sí mismos que han logrado convertirse en fenomenales iconos. La Terremoto de Alcorcón, acompañada por sus impagables bailarinas, autoinculpándose de pirata musical es, simplemente, genial. Nuestra diva anticipa desde ya su pretensión de no tomarse en serio y de liberarse de la homogeneización cultural para reafirmar así las inquietudes y peculiaridades de cada individuo en el propósito de marcar la diferencia.
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