Aunque pocos nos detenemos a considerar la importancia de los colores, así como sus implicaciones neuronales y filosóficas, el siguiente video expone lo distinto que podría ser nuestro mundo si utilizáramos menos palabras para nombrarlos o si no supiéramos distinguirlos claramente.
Partiendo de los procesos cerebrales que implica, primero, la percepción de los colores —desarrollada durante los primeros tres meses de vida— y después el aprendizaje de las palabras que denominan dicho universo, este breve reportaje plantea la posibilidad de que saber distinguir los colores, darles un orden y designarlos con su nombre correcto, aunado al hecho de aprender el lenguaje, cambia la manera en que nuestro cerebro percibe y categoriza al mundo, sugiriendo además la inseparable relación entre el aprendizaje de los colores y el del lenguaje en sí.
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Partiendo de los procesos cerebrales que implica, primero, la percepción de los colores —desarrollada durante los primeros tres meses de vida— y después el aprendizaje de las palabras que denominan dicho universo, este breve reportaje plantea la posibilidad de que saber distinguir los colores, darles un orden y designarlos con su nombre correcto, aunado al hecho de aprender el lenguaje, cambia la manera en que nuestro cerebro percibe y categoriza al mundo, sugiriendo además la inseparable relación entre el aprendizaje de los colores y el del lenguaje en sí.