Además de una fuente de ignición, los incendios forestales, como explica Amy Duchelle, científica del equipo de Cambio Climático, Energía y Desarrollo con Bajas Emisiones de Carbono del Centro para la Investigación Forestal Internacional (Cifor), requieren otros dos ingredientes: una fuente de combustible (la vegetación) y un clima cálido y seco, que favorece la propagación del fuego. El calor intenso y la baja humedad hacen que la vegetación se seque, volviéndose más inflamable y fácil de quemar.  
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