Hubo un tiempo, hace relativamente poco, en el que los gobiernos y los grupos de élites que los controlan no consideraban necesario alistarse en guerras de desinformación. La propaganda era relativamente inequívoca. Las mentiras eran mucho más simples. El control del flujo de la información se dirigía fácilmente. Las reglas se imponían mediante […]. [Traducción de la fuente original:
www.informationclearinghouse.info/article32163.htm ].