Existen ciertas especies de cefalópodos que habitan en los últimos niveles marinos a los que llega la luz (600-1000m) que si bien son por defecto transparentes, haciéndolos practicamente invisibles con la luz ambiental que existe en la altura a la que viven, pueden activar a gran velocidad pigmentación en su piel para evitar que sus depredadores, con iluminación natural (bioluminescencia) puedan verlos cuando están cerca.
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