Paul Njoroge ingresó en el hospital en 2002. Siete años después, todavía no ha salido. Todo empezó cuando volvía a casa después de trabajar un día del mes de febrero de ese fatídico año. Un coche le arrolló, y ahí empezó su infierno. "Cuando llegué al hospital me dijeron que tenía un problema cervical y algunas costillas rotas", cuenta este keniano de 40 años que ha hecho del hospital su casa. Hoy, su historia se ha convertido en una retahíla de desatenciones médicas, heridas sin curar, infecciones, cirugías inacabadas y una dejadez en general
|
etiquetas: hospital , convierte , cárcel