Llevo en Menéame desde casi sus inicios. No recuerdo la fecha exacta, pero ya era usuario de Barrapunto cuando empezó a flaquear, y fui de los que se pasaron a Menéame cuando surgió como alternativa fresca y prometedora. Muchos buscábamos un espacio más dinámico y Menéame parecía ser ese lugar. Durante todos estos años, he sido más observador que participante activo: rara vez voto, casi nunca comento. Mi participación siempre fue discreta, tal vez demasiado cautelosa.
El valor perdido de los comentarios
Menéame no era solo un agregador de noticias. Su verdadero tesoro eran los comentarios, especialmente en los primeros tiempos. Había debates tan brillantes que eclipsaban cualquier noticia. Recuerdo conversaciones que te hacían replantearte cosas que dabas por sentadas. Discusiones bien argumentadas, sin ataques personales, donde podías ver diferentes puntos de vista expresados con respeto e inteligencia. Era realmente enriquecedor.
Esa comunidad me enseñó a tener una mente abierta, algo de lo que me enorgullezco. Me mostró que había matices en temas que veía en blanco y negro. Quizá no sería quien soy sin esa influencia. Por eso siempre querré lo mejor para Menéame, por el gran servicio que me dio. Es difícil conseguir ese tipo de formación si no te mueves en círculos tan diversos como era aquella comunidad.
Este servicio no deberíamos perderlo. En tiempos donde los algoritmos nos crean cámaras de eco que nos polarizan y dividen, necesitamos espacios para el diálogo real. Lugares donde puedas entender otros puntos de vista, aunque no los compartas. Donde puedas ver los matices y entender por qué alguien piensa diferente. Menéame era ese lugar, y perderlo sería una pérdida importante para todos.
El problema del karma y los grupos de poder
El gran problema que veo en Menéame actual es el peso excesivo que tienen ciertos usuarios y grupos gracias al sistema de karma. Usuarios veteranos que son muy duros con los nuevos que no conocen las dinámicas del sitio. Se ha creado una especie de élite que decide qué vale y qué no. Antes admiraba a muchos usuarios de Menéame; ahora, después de conocerlos mejor estos últimos meses fuera de la plataforma, en grupos de Telegram y viendo cómo actúan en Notame, mi percepción ha cambiado completamente. Resulta que muchos no son tan constructivos como parecían.
Hay usuarios que se creen por encima de los demás: "yo llevo más tiempo", "yo tengo karma trescientos", "tú incumples tal o cual regla". Se pasan el día vigilando quién vota qué, como si fuera su trabajo. Forman grupos, hay guerras entre ellos, traiciones, insultos y vejaciones. Todo por el karma y la relevancia. Es triste ver cómo algo que debería promover buen contenido se ha convertido en una herramienta de control.
La necesidad de cambio
Si Menéame quiere dejar de perder usuarios valiosos y volver a ser acogedor con los nuevos, debe quitarle peso al karma. Entiendo que forma parte de la gamificación, pero el poder que otorga es desproporcionado. No puede ser que unos pocos controlen tanto.
Estos usuarios conocen su poder y lo usan. Manipulan para conseguir sus objetivos en sus guerras personales contra otros usuarios. Han convertido Menéame en su pequeño territorio. Todo esto tiene que acabar. No pido sanciones ni investigaciones, no busco problemas para nadie. Pido simplemente métodos para rebajar ese poder excesivo.
Necesitamos un sitio para los nuevos, para los usuarios esporádicos que quieran expresarse sin que les ataquen por discrepar mínimamente. Un lugar donde puedas participar sin miedo a ser marcado. Un sistema más igualitario entre todos los usuarios, donde la mayoría tenga voz, aunque obviamente se valore a quienes han demostrado compromiso constructivo a lo largo de los años. No digo que no haya reconocimiento, pero que ese reconocimiento no se convierta en poder absoluto.
Una nota de esperanza
Escribo esto no desde el enfado, sino desde la tristeza por ver cómo se deteriora algo que fue tan valioso. Como ver un lugar querido que ya no es lo que era. Pero también escribo desde la esperanza de que todavía estemos a tiempo de recuperar ese espíritu original de Menéame: un lugar de descubrimiento, aprendizaje y conversación real.
Menéame fue importante para muchos de nosotros. Nos hizo crecer, nos retó, nos hizo mejores personas. Merece una segunda oportunidad, pero para eso necesita cambiar. Necesita recordar que su valor no está en el karma de unos pocos, sino en la participación de todos. El día que los nuevos usuarios se sientan bienvenidos de nuevo, ese día Menéame habrá recuperado su esencia.
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