La clave es el elevado número de cargos en organismos públicos –casi 50.000 cargos, especialmente autonómicos y locales-, así como de asesores y personal de confianza en las instituciones locales. Es allí donde se ha ido tejiendo la gran malla que sostiene los partidos políticos en España y que permite perfilar miles de carreras políticas, de tono más bien bajo y cuyo carácter político no debe exagerarse: hay más clientelismo que verdadera política de partido, en el sentido ideológico de la expresión.
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