José Manuel Calvo Bea ha querido dar trascendencia a este hecho porque, asegura, «estos energúmenos son culpables porque durante estos últimos siete años de estancia en Agoncillo sufro una tras otra faltas de respeto y dignidad» y apunta no solo a los jóvenes como culpables, «también sus padres, y lo son bien porque no ponen remedio a las fechorías de sus hijos» y, algunos, incluso, afirma que «los animan, eso lo sé a ciencia cierta».
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