[c&p] En el siglo XVIII algunos médicos recomendaban a sus pacientes que comiesen piojos. En particular, un tal Lesser afirmaba, en 1742, que estos molestos insectos eran el mejor remedio para las dolencias hepáticas y que podían curar la ictericia. ¿La posología? Nueve piojos, en una sola toma, antes de las comidas. Puede parecer increíble, pero al contrario que los piojos, el uso de las sanguijuelas en medicina tiene su justificación. Quizá por ello sean de interés distintas investigaciones destinadas a descubrir sus apetencias.
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