El vuelo de deportación sobrevolaba México cuando estalló el caos en la parte trasera del avión, recuerda la azafata. Una niña se había desmayado. Tenía fiebre alta y respiraba entrecortada y frenéticamente. La azafata, una joven a la que apodaban Lala, dijo que cogió la botella de oxígeno de emergencia del avión y corrió entre las filas de inmigrantes encadenados por las muñecas y los tobillos para llegar hasta la niña y sus padres.
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