«Al fotógrafo Donald Weber le tomó más de cinco años tener acceso a una sala de interrogación en Ucrania, un país en el que la mayoría de sentencias criminales provienen de confesiones. Una vez dentro, no quiso dedicar su mirada a los hombres que hacían lo que fuera necesario para conseguir una confesión, sino a los sospechosos que tenían delante. Las fotos intentan capturar el momento en el que el acusado toma conciencia del enorme poder que atesoran los interrogadores y aceptan que al final deberán someterse.» (traducción www.orgasmatrix.com)
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