Esta mañana un amplio y desproporcionado dispositivo policial ha detenido a los inmigrantes argelinos que estaban concentrados en la Plaza de España de Melilla. Los inmigrantes despues de una huelga de hambre de 22 días decidieron hacer una concentracion denunciado las malas condiciones que soportan en el lugar: viven en tiendas de campañas hacinados, no aceptan la comida por no respetar sus creencias religiosas, han de soportar un trato humillante por parte de los funcionarios, etc. Relac: Seis días sin comer por los papeles
Finaliza la huelga de hambre de los inmigrantes en Melilla
Llevaban veintidos días en huelga de hambre tumbados sobre el duro suelo de la Plaza de España de Melilla. El pasado lunes 2 de junio decidieron poner fin a la huelga de hambre, pero no a la concentración, en vista del deterioro que sufrían sus cuerpos y del silencio con que son acogidas sus demandas por parte del Delegado de Gobierno. Se habían plantado enfrente de la Delegación del Gobierno de Melilla para demostrar que estaban dispuestos a acabar con sus vidas con tal de no volver al CETI (Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes)
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Denuncian las malas condiciones que soportan en el lugar: viven en tiendas de campañas hacinados, no aceptan la comida por no respetar sus creencias religiosas, han de soportar un trato humillante por parte de los funcionarios, etc.
Son unas diez personas procedentes de Cachemira, India, y cuarenta argelinos, todos hombres, los que durante todo este tiempo han cubierto de cartones, mantas y sacos de dormir el duro suelo de la plaza. Están atrapados en Melilla. Ingresaron en el CETI al cruzar clandestinamente la valla. No la saltaron, sino que entraron escondidos en barcas o vehículos tras pagar grandes sumas de dinero a las mafias que operan desde Marruecos. Todos reivindican que su único deseo y la razón de su proceso migratorio es lograr un medio de vida que les permita sobrevivir dignamente a ellos y a sus familias, que es imposible continuar la situación actual de forma indefinida y que nadie debe ser privado de su derecho a desplazarse, ni de su derecho a trabajar durante un periodo de tiempo tan largo, mucho más cuando del ejercicio de ese derecho depende la supervivencia de sus familias. Muchos no conocían nada de Melilla. Creyeron que allí obtendrían fácilmente un “laisez pasé”, un salvoconducto para cruzar el mar que los separa del continente europeo. Este pase no otorga ninguna clase derechos a su portador, sino que es una forma encubierta de permitir la entrada a la Península e ingresar el ejercito de mano de obra inmigrante e indocumentada. Tras ellos dejan plazas libres en el CETI para los nuevos inmigrantes que ya están entrando clandestinamente en Melilla.
A diferencia de los CIES de la Península, donde no se puede estar más de 40 días, a los CETI's de Ceuta y Melilla se les quiere dar el carácter de albergues para detener indefinidamente a los inmigrantes y que sean estos los encargados de transmitir su desesperación a los que vengan detrás. Es la llamada lucha contra el efecto llamada, una prioridad en la política del gobierno español y de la U.E. Al ingresar en el CETI les hacen firmar un papel donde figura que pueden permanecer hasta 6 meses en el centro, con una clausula que indica la posibilidad de prorrogar este periodo. Pero alguna de esta gente lleva dos y tres años estancada y las situaciones son desesperantes. Abundan los intentos de suicidio y las huelgas de hambre se producen de forma intermitente. La última, llevada a cabo por más de cuarenta banglasdesis hace unos meses, se saldó con cerca de setenta deportaciones. En aquella ocasión los huelguistas fueron engañados por algunas ONG's que trabajan para la Delegación de Gobierno y tras desconvocar su protesta y volver al CETI, como condición para llevar a cabo negociaciones, la mayoría fueron detenidos y deportados. Las posibilidades de victoria son difíciles también en esta ocasión. El nuevo delegado de gobierno no quiere que cunda el ejemplo de los huelguistas y que otros grupos de inmigrantes situados en Ceuta puedan emular a la gente de Melilla. Están cerrando el grifo y el mensaje debe de quedar claro para todos. Desde que decidieron iniciar la protesta apenas han pasado personas a solidarizarse con ellos. El miedo a señalarse en una ciudad tan pequeña y reaccionaria, la cómoda indiferencia de la mayoría de los habitantes de este enclave español en la costa de Marruecos, un simulacro de Europa incrustado en el norte de África, y un extendido desprecio hacia el “intruso” son las causas fundamentales de su solitaria protesta. Sin embargo el sábado 31 de mayo por la noche se celebró una concentración nocturna en Melilla para solidarizarse con ellos, convocada por la Asociación Pro Derechos Humanos y la Asociación Pro Derechos de la Infancia a la que acudieron unas treinta personas.
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Finaliza la huelga de hambre de los inmigrantes en Melilla
Llevaban veintidos días en huelga de hambre tumbados sobre el duro suelo de la Plaza de España de Melilla. El pasado lunes 2 de junio decidieron poner fin a la huelga de hambre, pero no a la concentración, en vista del deterioro que sufrían sus cuerpos y del silencio con que son acogidas sus demandas por parte del Delegado de Gobierno. Se habían plantado enfrente de la Delegación del Gobierno de Melilla para demostrar que estaban dispuestos a acabar con sus vidas con tal de no volver al CETI (Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes)
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Denuncian las malas condiciones que soportan en el lugar: viven en tiendas de campañas hacinados, no aceptan la comida por no respetar sus creencias religiosas, han de soportar un trato humillante por parte de los funcionarios, etc.
Son unas diez personas procedentes de Cachemira, India, y cuarenta argelinos, todos hombres, los que durante todo este tiempo han cubierto de cartones, mantas y sacos de dormir el duro suelo de la plaza. Están atrapados en Melilla. Ingresaron en el CETI al cruzar clandestinamente la valla. No la saltaron, sino que entraron escondidos en barcas o vehículos tras pagar grandes sumas de dinero a las mafias que operan desde Marruecos. Todos reivindican que su único deseo y la razón de su proceso migratorio es lograr un medio de vida que les permita sobrevivir dignamente a ellos y a sus familias, que es imposible continuar la situación actual de forma indefinida y que nadie debe ser privado de su derecho a desplazarse, ni de su derecho a trabajar durante un periodo de tiempo tan largo, mucho más cuando del ejercicio de ese derecho depende la supervivencia de sus familias. Muchos no conocían nada de Melilla. Creyeron que allí obtendrían fácilmente un “laisez pasé”, un salvoconducto para cruzar el mar que los separa del continente europeo. Este pase no otorga ninguna clase derechos a su portador, sino que es una forma encubierta de permitir la entrada a la Península e ingresar el ejercito de mano de obra inmigrante e indocumentada. Tras ellos dejan plazas libres en el CETI para los nuevos inmigrantes que ya están entrando clandestinamente en Melilla.
A diferencia de los CIES de la Península, donde no se puede estar más de 40 días, a los CETI's de Ceuta y Melilla se les quiere dar el carácter de albergues para detener indefinidamente a los inmigrantes y que sean estos los encargados de transmitir su desesperación a los que vengan detrás. Es la llamada lucha contra el efecto llamada, una prioridad en la política del gobierno español y de la U.E. Al ingresar en el CETI les hacen firmar un papel donde figura que pueden permanecer hasta 6 meses en el centro, con una clausula que indica la posibilidad de prorrogar este periodo. Pero alguna de esta gente lleva dos y tres años estancada y las situaciones son desesperantes. Abundan los intentos de suicidio y las huelgas de hambre se producen de forma intermitente. La última, llevada a cabo por más de cuarenta banglasdesis hace unos meses, se saldó con cerca de setenta deportaciones. En aquella ocasión los huelguistas fueron engañados por algunas ONG's que trabajan para la Delegación de Gobierno y tras desconvocar su protesta y volver al CETI, como condición para llevar a cabo negociaciones, la mayoría fueron detenidos y deportados. Las posibilidades de victoria son difíciles también en esta ocasión. El nuevo delegado de gobierno no quiere que cunda el ejemplo de los huelguistas y que otros grupos de inmigrantes situados en Ceuta puedan emular a la gente de Melilla. Están cerrando el grifo y el mensaje debe de quedar claro para todos. Desde que decidieron iniciar la protesta apenas han pasado personas a solidarizarse con ellos. El miedo a señalarse en una ciudad tan pequeña y reaccionaria, la cómoda indiferencia de la mayoría de los habitantes de este enclave español en la costa de Marruecos, un simulacro de Europa incrustado en el norte de África, y un extendido desprecio hacia el “intruso” son las causas fundamentales de su solitaria protesta. Sin embargo el sábado 31 de mayo por la noche se celebró una concentración nocturna en Melilla para solidarizarse con ellos, convocada por la Asociación Pro Derechos Humanos y la Asociación Pro Derechos de la Infancia a la que acudieron unas treinta personas.
Más información: melillafronterasur.blogspot.com/
El PPSOE ataca de nuevo.
estoy fatal, habia leido 'Depilaciones en Melilla..."