Aunque la mayoría de nosotros nos contentamos con saltar (y en ocasiones nos rompemos una pierna), cuando se pone a Oli Lemieux en un trampolín se desafian las leyes de la física, corre por las paredes y la gravedad gira en la dirección que le conviene para hacer increibles piruetas sin aparente esfuerzo.
Comentarios
Joer... yo creo que la gravedad debe estar muy enfadada con estos tipos.
yo tengo amigas que tienen dos razones que también la desafían.