Con casi uno de cada cuatro jóvenes en paro, el empleo debería ser una de las prioridades de la Unión Europea. Pero los Estados miembros, en concretos los del sur, parecen incapaces de adoptar las reformas necesarias para reactivarlo. Resumen de artículos del diario alemán Der Spiegel
Los esfuerzos de Alemania para combatir la crisis se han limitado a contratar a trabajadores cualificados de Grecia, España y Portugal. Pero ahora los políticos se están dando cuenta de que el alto desempleo en Atenas y Madrid es una amenaza a la democracia y que podría constituir la sentencia de muerte para la eurozona.
Esos esfuerzos se traducen en contratar mano de obra cualificada de países con altos indices de desempleo con salarios y condiciones basura. Salir de la crisis supone generar miseria.
Parece que algunos dirigentes no entienden que cuando falta comida en el plato, a la gente se la va a sudar la democracia, la justicia, la preasunción de inocencia, y la va a acabar montando. Simplemente esas cosas están más arriba en la pirámide de Marslow, y pasan a un interés secundario.
Sencillamente no hacen falta tantos trabajadores. La automatización de la producción hace posible producir de todo para todo el mundo con pocos operarios. Los servicios que puede ofrecer un país como España son limitados, no todos podemos ser camareros o cantantes.
Los que no tenemos acceso a un trabajo productivo y no podemos ofrecer ningún servicio, ¿qué hacemos? Ese es el verdadero problema. Se nos exige tener un trabajo, "ganarnos" la vida, cuando no hay más trabajos que hacer.
Una solución es morirnos. Sobramos, así que se no deja en la miseria, con lo justo para no rebelarnos, hasta que desaparezcamos dentro de unas pocas décadas.
Pero eso no resuelve el problema porque el problema es ideológico. Si desciende la población (por ejemplo si en España hubiese seis millones menos de habitantes), seguiría sin haber trabajo para todos porque ya no haría falta producir tantas cosas ni serían necesarios tantos servicios.
Ete aquí el verdadero problema: hoy en día somos tan eficientes tecnológicamente que una pequeña fracción de la población puede vestir, alimentar y poner un teléfono móvil en manos de toda la población; a pesar de esto se nos exige que nos "ganemos" la vida, el derecho a existir, haciendo algo productivo. Se nos exige pero ni se nos necesita ni se nos busca. Esa exigencia es un prejuicio ideológico.
Comentarios
Los esfuerzos de Alemania para combatir la crisis se han limitado a contratar a trabajadores cualificados de Grecia, España y Portugal. Pero ahora los políticos se están dando cuenta de que el alto desempleo en Atenas y Madrid es una amenaza a la democracia y que podría constituir la sentencia de muerte para la eurozona.
Esos esfuerzos se traducen en contratar mano de obra cualificada de países con altos indices de desempleo con salarios y condiciones basura. Salir de la crisis supone generar miseria.
Que no piensen que los desempleados de 40 estamos mucho mejor.
Parece que algunos dirigentes no entienden que cuando falta comida en el plato, a la gente se la va a sudar la democracia, la justicia, la preasunción de inocencia, y la va a acabar montando. Simplemente esas cosas están más arriba en la pirámide de Marslow, y pasan a un interés secundario.
Sencillamente no hacen falta tantos trabajadores. La automatización de la producción hace posible producir de todo para todo el mundo con pocos operarios. Los servicios que puede ofrecer un país como España son limitados, no todos podemos ser camareros o cantantes.
Los que no tenemos acceso a un trabajo productivo y no podemos ofrecer ningún servicio, ¿qué hacemos? Ese es el verdadero problema. Se nos exige tener un trabajo, "ganarnos" la vida, cuando no hay más trabajos que hacer.
Una solución es morirnos. Sobramos, así que se no deja en la miseria, con lo justo para no rebelarnos, hasta que desaparezcamos dentro de unas pocas décadas.
Pero eso no resuelve el problema porque el problema es ideológico. Si desciende la población (por ejemplo si en España hubiese seis millones menos de habitantes), seguiría sin haber trabajo para todos porque ya no haría falta producir tantas cosas ni serían necesarios tantos servicios.
Ete aquí el verdadero problema: hoy en día somos tan eficientes tecnológicamente que una pequeña fracción de la población puede vestir, alimentar y poner un teléfono móvil en manos de toda la población; a pesar de esto se nos exige que nos "ganemos" la vida, el derecho a existir, haciendo algo productivo. Se nos exige pero ni se nos necesita ni se nos busca. Esa exigencia es un prejuicio ideológico.
La luz está en Jesús. Abrazad a cristo. El fin se acerca.