La cadena Wal-Mart despidió a un empleado acusándole de espiar y robar SMS corporativos. Al preguntar a la empresa que cómo consiguió este empleado hacerlo, el portavoz alegó que no iba a entrar en cuestiones técnicas. El problema es que el espionaje de SMS sólo está permitido a las agencias gubernamentales, y gastando más de medio millón de dólares en ello. Por el contrario, hay quien afirma que se puede hacer con unos cuantos euros. El artículo, en inglés, abre el debate sobre la posibilidad de que cualquiera pueda robar SMS.
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