De los 7.000 metros de trazado curvilíneo y mareante que hay del kilómetro 251 al 258 de la antigua A-4 en sentido Cádiz, a través de Santa Elena, en unas semanas, ya no quedará nada, sino el recuerdo. Las excavadoras “devoran” estos días su asfalto y convierten sus curvas en elementos del pasado. Con el desmontaje de la vieja calzada se corregirá el impacto ambiental y se permitirá mejorar el Parque Natural en el que, desde hace unos años, está asentado el lince ibérico, entre otras especies en riesgo de extinción.
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