El protagonista de esta tragicomedia se llama (se llamaba, como veremos) Billy Gibby y vendió cara su ídem al diablo de la publicidad a cambio de 15 minutos de fama y un puñado de dólares. Hoy, con el rostro convertido en un patético tablón de anuncios, en paro y maníaco depresivo, no puede ni usar legalmente su nombre: se lo cambió por dinero por el de un proveedor de servicios de Internet. Busca desesperadamente financiación para el costoso y laborioso tratamiento que le elimine los tatuajes de la cara y le devuelva de paso la dignidad.
Comentarios
El drama de ser idiota. Que hagan una campaña con el en plan 'No te tatues si no estas seguro de lo que haces'
#2 Yo me he tatuado el nombre de mi novia, me he puesto:
"Cariño".
#3 Perfecto, por que tambien vale si es un tio. Asi te cubres a futuro. Muy grande.
#4 Si, no sea que me pase como a Larry/Lana Wachowski, que me aburra de ser tío...
#6 La vida de muchas vueltas. Nunca digas de ese Gintonic no bebere.
#7 No, si lo digo en serio. Lo malo es que yo, como tío, ya soy feo... Si me pusiese de tía, Carmen de Mairena sería Miss Universo a mi lado.
que use maquillaje, como en éste anuncio:
Hay que ser gilipollassssss
Ajo y agua