Estoy convencido de que tras la publicación de este texto voy a tener que pasar el resto de mi vida escondido, pero no se puede callar para siempre.[...]La conspiración de los fontaneros está en su silencio, pensarán que esto es absurdo pero piénselo bien. Un fontanero nunca le explicará cuál es el fallo exacto de su cisterna. Como mucho le dirá eso tan manido del “nada, esto-es-de-la-boya” ¿Cómo es posible que un miserable cacho de corcho pueda provocar un martirio y avería permanente de tal magnitud e imposible de solucionar?
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