El autor "mete el dedo en la llaga" de la autocomplaciente e hipócrita actitud occidental, que ve con malos ojos los movimientos de todos aquellos que no se pliegan a sus órdenes. Desgraciadamente, el rebelde en este caso está poco menos que loco..., con demasiado poder e ideas muy poco... (poned el calificativo que deseeis).
M@k
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