La central nuclear de Garoña (Santa María de Garoña) encierra un secreto: abierta o cerrada, va a proporcionar jugosos réditos (monetarios o estratégicos) a sus propietarios. La central, propiedad de Endesa e Iberdrola a través de Nuclenor (1957), se ha convertido en un instrumento de presión de las eléctricas contra la denominada Ley de Medidas Fiscales para la Sostenibilidad Energética que debe ser aprobada esta semana y que contempla nuevos impuestos a las compañías. Relacionada:
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