El matrimonio que promovió la patente consiguió ingresos de inversores del centro budista de Pedreguer, que llegaron a aportar 1,8 millones de euros, con la convicción de que ganarían dinero. El ingenio, que sería bautizado como ‘el hilo abridor’, debía resolver el dilema que durante años ha traído de cabeza a los fabricantes de todo el mundo –cómo cerrar una lata, una vez abierta.
Comentarios
...el dilema que durante años ha traído de cabeza a los fabricantes de todo el mundo –cómo cerrar una lata, una vez abierta.
¿Pues qué tal con una tapa de plástico, como hace una conocida marca de patés?
O también el plastico de las latas de kilo de atún Hacendado
Visto lo visto, los budistas manejan más pasta que los opusianos.
Cómo me duele leer textos largos sin tabulación y organizados en párrafos kilométricos x(