Durante la conversación mantenida con este periódico, en la sala entró el fotógrafo y, de inmediato, Emilio comentó: "-Aquí hay un móvil".En efecto, lo había y estaba conectado. Y los labios, los ojos, la mano y la pierna de Emilio ya estaban sufriendo la interferencia. Al parecer, las baterías de su implante se ven perturbadas por la proximidad de teléfonos móviles, ordenadores, hornos microondas u otros aparatos de uso cotidiano.
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