Las personas con trastornos del espectro autista no miran a los ojos ni prestan atención a los gestos o a la expresión corporal. Centran su atención en los labios porque el ritmo de esta parte de la cara se acompasa con el sonido del discurso. Esta sincronía les atrae tanto que estos pacientes ignoran los movimientos socialmente significativos, según un estudio publicado en 'Nature'. Lo normal, no sólo en humanos sino en otras muchas especies, es que los niños se fijen en cosas como la expresión facial o la dirección de la mirada.
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