Hablando claro y sin vueltas, la minería a cielo abierto es una actividad en extremo venenosa y contaminante, porque dispersa en el aire el polvillo, polvo fugitivo o material particulado, elevado a la atmósfera con motivo de las explosiones con que se vuelan las montañas y de ese modo al fragmentarlas, se facilita su transporte en las minas hacia las respectivas plantas de trituración...
Comentarios
Eso si la explosión es chiquitilla. Como sea de las buenas, es un polvazo.