[...] se han urdido todo tipo de lucubraciones mentecatas que tratan de presentar el deporte como signo de salud intelectual y moral de los pueblos. [...] Esto nos llevaría a considerar el deporte como lo que realmente es en las sociedades decadentes: un sucedáneo religioso particularmente plebeyo e infantiloide, con multitud de sectas o capillitas (cada modalidad deportiva), pero con una confesión mayoritaria, que es el fútbol. Y las Olimpiadas vendrían a ser algo así como el concilio ecuménico de tal sucedáneo religioso.
|
etiquetas: olimpiadas , juegos olímpicos , juan manuel de prada , espíritu