El texto, que se acabó el 21 de marzo de 2013 pero que ha permanecido oculto hasta la fecha, describe que en los despidos «no se establece orden de preferencia de criterios, o baremo de aplicación ni persona o comisión que asignara la puntuación de cada trabajador» y añade que se dejó una «total discrecionalidad a la empresa para afectar a los trabajadores, sin garantías de una aplicación objetiva».
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