Las figuras de porcelana caen desde una altura de tres metros. El resultado: imágenes nítidas de esculturas inquietantes, belleza temporal que se hace visible para el ojo humano gracias a la tecnología de la fotografía de alta velocidad. "La parte más difícil de mi trabajo es romper tantas figuritas hasta encontrar una que realmente me muestre algo nuevo. En ese sentido soy como un escultor, pero yo sólo tengo un nanosegundo para construir mi escultura".
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