Frank Gehry concluye en Manhattan un rascacielos que parece de nueva generación. Con el acabado aparentemente imperfecto, sinuoso o torturado, que permiten los alardes de la ingeniería y el diseño digital, la torre de viviendas de 76 plantas y 267 metros de altura (frente a los 381m del Empire State o los 417 de las desaparecidas Torres Gemelas) ya ha sido calificada como “democrática de verdad” por Nicolai Ouroussoff, el crítico de arquitectura de The New York Times. ¿Por qué?
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