En 1831, Niccolò Paganini dio el primero de sus conciertos en Paris. Franz Liszt estaba entre el público y nunca se recuperó de la experiencia. La absoluta magia de Paganini, el músico acróbata, dejó a Liszt sin aliento y le impulsó a hacer de sí mismo, tanto compositiva como pianísticamente, el Paganini del teclado. Se sumergió en los "24 Caprichos" del italiano y, en 1838, presentó la transcripción de cinco de ellos dentro de sus "Études d´exécution transcendente d´après Paganini". Intocables es el adjetivo más suave que se les atribuyó.
|
etiquetas: liszt , paganini , violín , piano , campanella , virtuosismo