Tú eres como los números primos, cambios impredecibles, ilimitada atormentadoramente regular, pero nunca igual. Yo soy como la función zeta de Riemann, una cortina ondulada de lo imaginado y lo real, íntimamente unido a tí de maneras incomprensibles. Aunque, estrictamente hablando la función zeta de Riemann no podría haberte contagiago el herpes.  
      | 
 etiquetas:  riemann ,  probabilidades ,  estadística