La única solución lógica a este caso es que un juez con un mínimo de criterio entienda la barbaridad que supone, y condene a La Liga y a Telefonica a indemnizar cuantiosamente a todas las páginas que han sido injustamente bloqueadas sin motivo alguno, sin haber violado ninguna ley ni haber incurrido en ningún comportamiento sancionable. Pero esto es España, y me temo que eso nunca va a pasar. El entretenimiento jamás puede tener más valor que los derechos fundamentales. Y permitir que lo tenga es simplemente demencial.
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