Demasiadas veces España me recuerda a ese parque de atracciones abandonado que aparece en toda película de zombis que se precie. La orgía urbanística nos ha dejado en herencia cientos de macro centros culturales que hoy se erigen monumentales pero completamente vacíos de contenidos, y sobre todo, sin personas. Conviene sin embargo que dejemos de lamernos las heridas y emprendamos planes de acción a corto plazo. Sólo hay un despropósito más grande que la construcción de un macro centro que no era necesario, y es dejarlo morir de inanición una v
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