Dentro de nada, los enfermos crónicos costearán las ambulancias. El joven Alberti padecía una dolencia pulmonar que estuvo a punto de acompañarle de por vida o de por muerte. En aquellos tiempos, él tenía que pagarse el viajecito desde Madrid hacia los aires limpios de la sierra de Guadarrama, en donde exiliarse de la tuberculosis. Pero desde entonces hasta hoy se supone que han pasado noventa años y, a lo largo de las décadas, revueltas, guerras y posguerras, recorría el mundo un fantasma llamado la seguridad social, que durante la transición
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