Caries aparte, la limpieza de chicles de la vía pública consume millones de euros de las arcas municipales todos los años. Muchas localidades ya tienen costosas máquinas para eliminarlos (entre 30.000 y 50.000 euros), pero según acaban de limpiar por un lado, las pegajosas gomas vuelven a llenar las aceras por el otro lado[..] ¿Habría que prohibir el chicle en España? Si fuéramos un poco civilizados no haría falta. Bastaría con envolverlos en su envoltorio original una vez consumidos y depositados en una papelera.
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