Hellboy: entre flores secas y grimorios

¿Has paseado alguna vez por un cementerio al atardecer?, ¿te has parado a leer los epitafios ocultos por flores secas?, ¿has reflexionado sobre tu propia mortalidad ante la tumba de un infante?

Sobre Hellboy, el comic creado por Mike Migniola, mucho se ha escrito y dicho. Su original combinación de temas lo hace una obra única. No todos pueden amalgamar de forma tan acertada conceptos tan dispares como mitología, folclore, personajes históricos, nazismo y horrores cósmicos más allá del tiempo.

Hellboy es un detective de lo paranormal, medio hombre, medio demonio que es invocado por una sección ocultista nazi, la sociedad Thule, como un plan para ganar la guerra. La versión cinematográfica, dirigida por Guillermo del Toro, se nos presenta como un superhéroe bruto y malhablado, obviando así su esencia más característica.

Pero es en sus historias cortas, melancólicas y nostálgicas donde realmente brilla. Es en húmedas criptas, sombríos promontorios y ruinas consagradas donde encuentra su verdadera identidad.

La novela gótica y la estética de lo oculto

En 1796 Matthew Gregory Lewis publica "El monje". En la novela los personajes transitan por las tortuosas calles de Madrid, enclaustrados en celdas monacales, vagando por subsuelos y sombríos caminos. Transgresora, contiene pactos demoniacos, violaciones, incesto y lujuriosos personajes. Es una novela que se enmarca en la narrativa gótica.

La novela gótica es a su vez parte del romanticismo, un movimiento cultural que se originó como una reacción al espíritu racional de la ilustración. La estética favorecía lo decadente, ruinoso y depresivo; vinculado con lo oculto y lo sobrenatural. Los escenarios característicos eran conventos, castillos, monasterios, criptas, ruinas y atmósferas claustrofóbicas.

En España podemos ver su influencia en muchos autores, especialmente en Gustavo Adolfo Bécquer y sus leyendas como "El monte de las ánimas". Como ejemplo, una de sus rimas:

Espíritu sin nombre,

indefinible esencia,

yo vivo con la vida

sin formas de la idea.

Yo nado en el vacío,

del sol tiemblo en la hoguera,

palpito entre las sombras

y floto con las nieblas.

Esta estética está presente en toda la obra de Hellboy, pero particularmente en las primeras historias dibujadas por Mignola. Hellboy se nos presenta como un personaje reflexivo, una suerte de héroe trágico, torturado e incomprendido. Transita por castillos en ruinas, cementerios olvidados y naturaleza desbordante que le ha ganado terreno a la civilización.

En la historia "Navidades subterráneas", Hellboy tiene que liberar el fantasma de una niña que ha sido encadenada por un ser maléfico que la seduce. Para rescatarla debe entrar por un mausoleo a un tétrico palacio subterráneo.

... me llevó a un agujero en la tierra donde por un momento me perdí. Luego una voz tranquilizadora se dirigió a mi, viniendo de la oscuridad. Y no me dijo más.

En "El ataúd encadenado" nos enseñan el origen de Hellboy. Como en "El monje" de Lewis podemos ver a un demonio seduciendo a una mujer y yaciendo con ella. Mismos temas, misma estética. Un acto que la condenará para siempre. A ella y a sus descendientes.

... tu mataste a mis hijos. Olvídales. No son nada. Cenizas. Polvo. ¿Qué importan?

Estas historias cortas comparten un motivo recurrente: la seducción y la condena, ecos de la narrativa gótica clásica, donde lo sobrenatural se mezcla con la culpa y el destino inexorable.

La influencia pictórica también es evidente en Hellboy, especialmente en el uso del claroscuro y la monumentalidad de las figuras. Obras como El gran dragón rojo de William Blake anticipan la atmósfera que Mignola recrea en sus viñetas: enormes sombras, siluetas imponentes y un dramatismo visual que refuerza la sensación de lo sobrenatural y lo trágico. Al igual que Blake, Mignola utiliza el contraste entre luz y oscuridad para guiar la mirada del espectador, otorgando a cada criatura y cada ruina un peso simbólico que va más allá de la narrativa.

Sin duda, Hellboy es un heredero de lo gótico; retoma y reconfigura sus obsesiones —culpa, herencia, ruina, lo sobrenatural— para transformarlas en viñetas de sombra y silencio.