Los ciudadanos de a pie no somos verdaderamente conscientes, cuando nos acercamos a hacer la compra, que la fina y habitual bolsa de plástico de color blanco tiene un claro perjuicio medioambiental. A pesar de su escasísimo espesor, este elemento tarda en desintegrarse casi 150 años en medio del espacio urbano. “Las tiramos a los contenedores sin más”, relata Virginia Berrocal, gerente de la planta sevillana Condaplas.
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