Más de 11.000 empresas fueron sancionadas el año pasado por irregularidades en el control del tiempo de trabajo de sus plantillas, una de cada tres que recibieron la visita de la Inspección de Trabajo por este motivo. En este fraude laboral confluyen dos ilegalidades: por una parte, la explotación laboral que directamente supone obligar a los empleados a realizar tareas sin remuneración durante una parte de la jornada o fuera de ella y, por otra, la ausencia de un control objetivo de los periodos en los que se desarrolla la ocupación
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