EL cliente japonés confía plenamente en sus compañías y le cuesta abrirse a nuevas tecnologías. La acogida del coche híbrido frente a cualquier otra tecnología (y la resistencia de las propias firmas niponas al coche eléctrico así lo atestigua) es buen ejemplo de ello.El resultado es que los europeos y los americanos acabamos por ofrecer a Japón coches que no interesan. Además, en Japón son religión los monovolúmenes, contenidos por fuera y de amplísimo espacio interior. Un tipo de coche que ha desaparecido en Europa mientras que en Japón...
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